Triatlón en la infancia. ¡Escuela de valores y salud!


Todos hemos practicado triatlón cuando éramos niños aunque no fuésemos conscientes de ello. Quién no ha nadado de pequeño en el mar o en la piscina en verano, no ha dado sus primeros pinitos sobre una bicicleta y ha corrido jugando. La esencia del triatlón, son tres deportes que, de forma mucho más natural de lo que creemos, siempre han estado presente durante nuestra infancia.

Conocer más a fondo el significado de este deporte, de las tres disciplinas que lo componen y de los beneficios del mismo para la salud y la educación de los niños, es el objetivo de este post, profundizando desde una perspectiva diferente en la esencia de este multideporte. 

Es sabido que tanto la natación, el ciclismo y la carrera desarrollan capacidades como la percepción espacial, la coordinación motora, la agilidad, el equilibrio, la flexibilidad y sistema respiratorio y cardiovascular. La iniciación a cualquiera de estas tres disciplinas ya en la niñez, favorece el proceso de crecimiento debido a la estimulación que se produce del tejido óseo y muscular.


Es importante que en la practica del deporte infantil y en el caso que nos ocupa, del triatlón, sea impartido por técnicos especializados, los cuales, adaptaran la actividad de acuerdo con la edad y condición física del menor, evitando caer en errores que pueden afectar negativamente en su desarrollo físico y psíquico. 

Por lo cual, es necesario diferenciar unas etapas en el desarrollo de los niños o niñas que nos permitirá trabajar unas capacidades y cualidades específicas  en cada una de las edades:

1. Menores de 5 años: antes de hacerles practicar un deporte, es conveniente desarrollar un buen trabajo psicomotor, de modo que vaya adquiriendo equilibrio y coordinación.

2. Entre los 6 y 10 años: flexibilidad y fuerza muscular empiezan a desarrollarse, por lo que ya estarían preparados para una actividad deportiva específica.

3. Entre los 10 y los 14 años: las cualidades de flexibilidad y fuerza se consolidan y se le añaden coordinación, destreza y capacidad aeróbica, lo que les permitirá poder elegir una actividad deportiva concreta y acorde a sus cualidades.

4. Entre los 14 y los 17 años: se alcanza la fuerza muscular máxima, por lo que se recomienda centrarse en una especialidad deportiva en particular. 


Ante todo diversión

Iniciarse al deporte en edad temprana, requiere, ante todo, de un componente esencial: la diversión. Más allá de las influencias que el menor puede recibir de los amigos, medios de comunicación, familias, etc... ante todo, debe divertirse practicando la actividad deportiva escogida. El triatlón debe ser introducido a la vida del niño/a de forma gradual, para de esta forma no dar por satisfechas todas sus necesidades lúdicas.

Objetivos del triatlón en edades tempranas (7 a 11 años)

  • Recreativo: quienes han practicado o practican triatlón,  destacan lo divertido que resulta, con el aliciente añadido del cambio de modalidad deportiva que hace que sea imposible aburrirse.
  • Educativo: el principal objetivo es el de potenciar los valores del individuo y colaborar al desarrollo personal. 
  • Salud: una adecuada práctica, contribuye al desarrollo físico y al hábito saludable del ejercicio físico desde pequeños, asociados también a los alimentarios y cuidado personal.
  • Competitivo: a estas edades, el triatlón debe alejarse del modelo profesional, orientado exclusivamente al resultado,  y si fomentar otros valores como el de asumir responsabilidades, ser constante y perseverante, aceptar y respetar las normas, aceptar las victorias pero también las derrotas o desarrollar la capacidad de sufrimiento.  
  • Psicológico:  mejorar ciertos recursos psicológicos como fortalecer la autoconfianza, mejorar el autoconcepto y la autoestima y aumentar la capacidad de autocontrol.


Para finalizar, queremos recalcar que fomentar unos buenos hábitos deportivos y saludables a edades tempranas, favorecerá en la vida adulta a unos hábitos de vida saludable, eso si, sin obviar que, a todo lo descrito en este post, de poco valdrá si los encargados de la educación de los menores, padres, madres o tutores, no dan ejemplo, porque como decía Albert Einstein, «educar con el ejemplo no es una manera de educar, es la única».

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