La importancia de la actividad física en la infancia y la adolescencia en la sociedad moderna


El ser humano evolucionó de una vida nómada como un organismo preparado para caminar grandes distancias hacia una vida cada vez más sedentaria. En otras palabras, nuestro cuerpo necesita la actividad física para mantenerse sano y con energía para así poder realizar las funciones que requiere durante el día. 

Ejercitarse regularmente es una de las practicas más beneficiosas para nuestra salud física y psiquica, siendo uno de los recursos preventivos más eficientes para combatir un sinfín de patologías vinculadas a la inactividad física; entendiendo esta como la falta de acción o movimiento corporal de intensidad moderada o vigorosa.  

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la actividad física como cualquier movimiento corporal producido por los músculos esqueléticos, con el consiguiente consumo de energía. La actividad física, tanto moderada como intensa, mejora la salud.

Según datos de la Institución publicados en su web con fecha de 26 de noviembre del 2020:  

  • A nivel mundial, 1 de cada 4 adultos no alcanza los niveles de actividad física recomendados. 
  • Se podrían evitar hasta 5 millones de fallecimientos al año con un mayor nivel de actividad física de la población mundial.
  • Las personas con un nivel insuficiente de actividad física tienen un riesgo de muerte entre un 20% y un 30% mayor en comparación con las personas que alcanzan un nivel suficiente de actividad física.
  • Más del 80% de los adolescentes del mundo tienen un nivel insuficiente de actividad física. 

Se ha demostrado científicamente que la actividad física regular ayuda a prevenir y controlar las enfermedades no transmisibles, como las enfermedades cardíacas, los accidentes cerebrovasculares, la diabetes y varios tipos de cáncer. También ayuda a prevenir la hipertensión, a mantener un peso corporal saludable y mejora la salud mental, la calidad de vida y el bienestar de las personas.

No obstante, la mayoría de las personas adultas y de los niños/as y adolescentes no desarrolla una actividad física suficiente como para lograr estos beneficios. La mecanización y la tecnología  entre otros muchos avances sociales "obligan" cada vez más a que las personas pasen muchas más horas del día sentadas propiciando que el género humano sea menos activo físicamente que en cualquier otro momento de su pasado y disparando las alertas de riesgo para la salud: la vida moderna esta generando personas sedentarias. 


SÍDROME METABÓLICO

La inactividad física en la etapa de crecimiento y adolescencia está reconocida actualmente como un importante factor que contribuye enormemente al incremento de los niveles de obesidad y de otros trastornos médicos graves que se observan en niños, niñas y adolescentes.  

La OMS juntamente con otras instituciones alarmadas por esta situación, reunió a un grupo de expertos en enero de 2011 para debatir la importancia de practicar deporte para la salud y el estado mental de los jóvenes.   

En la actualidad, dicha falta de actividad física regular en la población infantil y adolescente se ve incrementada vertiginosamente a causa de las restricciones a las que la practica deportiva está sometida en estos meses de pandemia por el coronavirus. Este ralentización general de la actividad esta dando lugar a una inquietante aparición del síndrome metabólico (grupo de factores de riesgo de enfermedad cardiaca, diabetes y otros problemas de salud), si consideramos que hasta hace poco, éste era un padecimiento exclusivo de los adultos; se ha encontrado que existe una estrecha relación entre sobrepeso, obesidad y bajos niveles de actividad física, para que este síndrome se desarrolle en la población infantil y juvenil. 

¿QUÉ NIVEL DE ACTIVIDAD FÍSICA SE RECOMIENDA?

Las directrices y recomendaciones de la OMS proporcionan información detallada en cuanto a los diferentes grupos de edad y los grupos de población específicos sobre el nivel de actividad física necesario para gozar de buena salud; recomiendan:

Niños y adolescentes de 5 a 17 años: 

  • Deberían dedicar al menos un promedio de 60 minutos al día a actividades físicas moderadas a intensas, principalmente aeróbicas, a lo largo de la semana; deberían incorporar  al menos tres días a la semana; actividades físicas (aeróbicas /anaeróbicas) que fortalezcan los músculos y los huesos, deberían limitar el tiempo dedicado a actividades sedentarias, particularmente el tiempo de ocio que pasan frente a una pantalla.

Adultos de 18 a 64 años:

  • Deberían realizar actividades físicas aeróbicas moderadas durante al menos 150 a 300 minutos; o aeróbicas intensas durante al menos 75 a 150 minutos; o una combinación equivalente de actividades moderadas e intensas a lo largo de la semana.
  • Deberían realizar actividades de fortalecimiento muscular moderadas o más intensas que ejerciten todos los grupos musculares principales durante dos o más días a la semana, ya que tales actividades aportan beneficios adicionales para la salud; pueden prolongar la actividad física aeróbica moderada más allá de 300 minutos; o realizar actividades físicas aeróbicas intensas durante más de 150 minutos; o una combinación equivalente de actividades moderadas e intensas a lo largo de la semana para obtener beneficios adicionales para la salud.
  • Deberían limitar el tiempo dedicado a actividades sedentarias. La sustitución del tiempo dedicado a actividades sedentarias por actividades físicas de cualquier intensidad (incluidas las de baja intensidad) es beneficiosa para la salud, y reducir los efectos perjudiciales de una vida sedentaria en la salud, todos los adultos y los adultos mayores deberían tratar de incrementar su actividad física moderada a intensa por encima del nivel recomendado.

Adultos de 65 o más años

  • Se aplican las mismas recomendaciones que para el grupo de edad anterior; y como parte de su actividad física semanal, los adultos mayores deberían realizar actividades físicas variadas y con diversos componentes, que hagan hincapié en el equilibrio funcional y en un entrenamiento de la fuerza muscular moderado o de mayor intensidad, tres o más días a la semana, para mejorar la capacidad funcional y prevenir las caídas.


EFECTOS BENÉFICOS DE LA ACTIVIDAD FÍSICA EN EN LA INFANCIA

Los efectos benéficos de mantener una prolongada vida activa son muchos entre los que destacan: mantener niveles estables de lípidos en la sangre de personas jóvenes; desarrollo sano del aparato locomotor (huesos, músculos y articulaciones); un sistema cardiovascular (corazón y pulmones) saludable; aprender a controlar el sistema neuromuscular (coordinación y control de movimientos); mantenimiento de un peso corporal saludable; control de la ansiedad y depresión; contribución a un mejor desarrollo social de los jóvenes, permitiéndoles expresarse y fomentar la autoconfianza, la interacción social, integración y sentimientos de satisfacción personal y bienestar mental. 

También se ha detectado que una infancia y adolescencia activa facilita, en este segmento de población,  la adopción de comportamientos y hábitos saludables, como evitar el consumo de tabaco, alcohol y drogas; y a que tengan experiencias relacionadas con el éxito, lo que contribuye a su bienestar social, autoestima, percepción sobre su imagen corporal y su nivel de competencia. Además, los niños y niñas con niveles de actividad más elevados presentan asimismo más probabilidades de tener un mejor funcionamiento cognitivo (atención, memoria, autoconciencia, razonamiento, motivación y fijación de metas, capacidad de asociación o resolución de problemas entre otras).

El ejercicio físico continuado, acompañado de una dieta equilibrada, contribuirá a la regulación del peso corporal, evitando la aparición de obesidad, tanto en la infancia como en la vida adulta (el 80% de los adultos obesos han sido niños obesos). También es de gran ayuda en la prevención de las enfermedades degenerativas como la arteriosclerosis, estrechamente relacionada con las enfermedades cardiovasculares.

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