Autoestima, triatlón y adolescencia


La autoestima es uno de los aspectos psicológicos más determinantes en la adolescencia. Diversos estudios al respecto han demostrado que practicar una actividad intensa, con gran esfuerzo y que da lugar a una frecuencia cardiaca alta en la adolescencia, mejora la autoestima general ya que es un indicador importante de su equilibrio mental y en consecuencia de su bienestar emocional.

La  adolescencia  es  una  etapa  crucial, ya  que en  estos  años  es fundamental generar hábitos  y  estilos  de  vida  saludable que  tendrán, sin ninguna duda, su  reflejo en la edad adulta. De hecho, la edad juega un papel muy importante en la autoestima, produciéndose un descenso de la autoestima general a medida que los niños/as se aproximan a la adolescencia.  En  la  adolescencia,  la  autoestima  atraviesa  por  un  periodo  de inestabilidad, puesto que para los adolescentes el aspecto físico y su semejanza con los ideales de belleza socialmente aceptados son muy importantes a la hora de tener  una  percepción  positiva de sí mismos.

A pesar de que existen evidencias de los beneficios que conlleva la práctica físico-deportiva en la mejora de la autoestima, esta práctica, suele verse interrumpida o abandonada durante la adolescencia, mayoritariamente entre los 12 y los 15 años y sobre todo entre las chicas, que le dan más importancia a las relaciones sociales que a otros intereses que habían tenido hasta el momento.


De  igual  manera, los adolescentes que se sienten poco satisfechos con su cuerpo presentan niveles más bajos de autoestima. Por el contrario, se ha comprobado que los adolescentes activos tienen una mayor autoestima que los sedentarios.  Parámetros  relacionados  con  la autoestima, como puede ser la autoconfianza, no manifiestan un claro consenso con respecto al tipo de deporte practicado, si bien hay estudios que relacionan mayores niveles de autoconfianza con deportes individuales y en menor medida en deportes colectivos, ya que estos últimos están supeditados a factores relacionados con la competitividad y decisiones técnicas para formar o quedar descartado del equipo titular. 

La autoestima también puede verse afectada negativamente por las diferencias de género asociadas al descenso en la práctica deportiva, sobre todo entre las mujeres encontrándose  mayores  niveles  de autoconfianza  en  los  hombres y en  deportes  individuales. Estas  diferencias  se  instalan  desde  la  infancia  cuando  los  niños/as  practican  los deportes socialmente asociados a los roles de género por  la  presión  que  ejerce  la  sociedad  al  respecto  de  la  imagen corporal. Para superar estos estigmas sociales, y favorecer la práctica deportiva femenina, es necesario programar rigurosamente la actividad,  hacerla más atractiva y ajustada a sus intereses y necesidades. En este aspecto, el triatlón destaca por ser de las pocas modalidades deportivas en las que la diferencia entre hombres - mujeres es mínima.


A todo lo anteriormente descrito, hemos de añadir que en la adolescencia hay que sumarle los estudios, ya que estos se van haciendo más exigentes y esto, muy a menudo, es una buena excusa para abandonar la práctica deportiva. Pero lo cierto es que “es compatible”, y más ahora, que la mayoría de centros tienen horario intensivo por la mañana. Pueden ir a clase durante la mañana y entrenar por la tarde. Además, las escuelas, cada vez más, están predispuestas a ayudar y adaptarse a estos jóvenes.

Pero es evidente que mantener esta práctica requiere un esfuerzo que no todos los adolescentes están dispuestos a asumir. Aquí juegan un papel muy importante la familia y la escuela. Hay mucho trabajo que hacer desde casa, pero también en las escuelas y las instituciones. Las familias y las escuelas tienen una función clave para educar en valores e inculcar desde muy pequeños la cultura del esfuerzo, avivar la motivación y promover la inversión de tiempo en uno mismo, ya que con el tiempo es invertir en la propia salud.

Beneficios para la salud mental

La práctica deportiva es muy positiva en todas las etapas de la vida, pero en la adolescencia tiene un peso relevante, puesto que se trata de una época delicada de la maduración y desarrollo de las personas. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda al menos una hora de actividad física para jóvenes y adolescentes. El deporte es un factor protector en el desarrollo tanto cognitivo como motor. La adolescencia es cuando se forma la propia identidad. La autoestima es un factor clave para una salud mental sana. Diferentes estudios apuntan que la actividad física protege de las posibles adicciones, la baja autoestima y el absentismo escolar. Practicar algún deporte tiene un efecto socializador y hace que el círculo de amistades sea más grande, con unos objetivos claros y pertinencia de grupo. 

A pesar de que no se puede generalizar, los jóvenes que mantienen su práctica deportiva se convierten en personas más organizadas, disciplinadas, comprometidas y eficientes. Tienen objetivos más claros y una cultura del esfuerzo más acentuada.

Pero si de algo estamos convencidos y lo corroboramos por experiencia propia en nuestra escuela de triatlón, es que un deporte que aglutina tres disciplinas como es el triatlón, transforma personas, sea cual sea su edad, en la infancia, la adolescencia o ya en edad adulta.


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