La autoestima es uno de los aspectos psicológicos más determinantes en la adolescencia. Diversos estudios han demostrado que practicar una actividad intensa, con gran esfuerzo y que da lugar a una frecuencia cardiaca alta en la adolescencia, mejora la autoestima general ya que es un indicador importante de su equilibrio mental y en consecuencia de su bienestar emocional.
La adolescencia es una etapa crucial ya que es en estos años cuando es fundamental generar hábitos de vida saludable que sin ninguna duda tendrán su reflejo en la edad adulta. De hecho, la edad juega un papel muy importante en la autoestima, produciéndose un descenso de la autoestima general a medida que los niños/as se aproximan a la adolescencia. En la adolescencia, la autoestima atraviesa por un periodo de inestabilidad, puesto que para los adolescentes el aspecto físico y su semejanza con los ideales de belleza socialmente aceptados son muy importantes a la hora de tener una percepción positiva de sí mismos.
Pero es evidente que mantener esta práctica requiere un esfuerzo que no todos los adolescentes están dispuestos a asumir. Aquí juegan un papel muy importante la familia y la escuela. Hay mucho trabajo que hacer desde casa, pero también en las escuelas y las instituciones. Las familias y las escuelas tienen una función clave para educar en valores e inculcar desde muy pequeños la cultura del esfuerzo, avivar la motivación y promover la inversión de tiempo en uno mismo, ya que con el tiempo es invertir en la propia salud.
La práctica deportiva es muy positiva en todas las etapas de la vida, pero en la adolescencia tiene un peso relevante, puesto que se trata de una época delicada de la maduración y desarrollo de las personas. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda al menos una hora de actividad física para jóvenes y adolescentes. El deporte es un factor protector en el desarrollo tanto cognitivo como motor. La adolescencia es cuando se forma la propia identidad.
La autoestima es un factor clave para una salud mental sana. Diferentes estudios apuntan que la actividad física protege de las posibles adicciones y el absentismo escolar. Practicar deporte tiene un efecto socializador y hace que el círculo de amistades sea más grande, con unos objetivos claros y pertinencia de grupo.
A pesar de que no se puede generalizar, los jóvenes que mantienen su práctica deportiva se convierten en personas más organizadas, disciplinadas, comprometidas y eficientes. Tienen objetivos más claros y una cultura del esfuerzo más acentuada.
Pero si de algo estamos convencidos y lo corroboramos por experiencia propia en nuestra escuela de triatlón, es que un deporte que aglutina tres disciplinas como es el triatlón, es mucho más que una escuela deportivo, lo es de valores y de vida que transforma personas sea cual sea su edad y etapa de su vida, infancia o la adolescencia.
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